Dada la constante competitividad en la que vivimos, muchas veces dejamos que el entorno y las circunstancias en las que nos encontramos definan por nosotros que el objetivo principal debe ser convertirnos en el número uno en cada área donde estemos.
Terminamos tomando decisiones, realizando cambios, invirtiendo tiempo y dinero sólo para llegar a lo mas alto del podio.
Eso está bien, pero creo que tan importante como luchar por convertirnos en los mejores, debe ser decidir en qué área queremos serlo.
No debemos dejarnos llevar por la inercia del mercado, industria, empresa, familia o amistades. No está mal ser el segundo, tercero o último lugar en una competencia que no es para nosotros.
Sigamos luchando por ser los mejores. Pero antes de eso, analicemos si estamos peleando la batalla correcta.