Amo al Señor porque escucha mi voz y mi oración que pide misericordia. Debido a que él se inclina para escuchar, ¡oraré mientras tenga aliento! Salmos 116:1-2 (NTV)
A veces nuestras oraciones se sienten así, ¿no es cierto? Como un mensaje en una botella que enviamos a la deriva en el mar esperando que alguien alguna vez la encuentre y las lea.
Sin embargo, a lo largo de la Biblia encontramos, no sólo la invitación a orar, sino la invitación a creer que nuestro Creador está atento en el cielo, escuchando nuestras oraciones.
El punto es claro: si para empezar no creemos que Dios nos oye, mucho menos creeremos que Él nos contestará. Ánimo, que como decía David, Dios escucha tu voz.