Recuerden, el fuego del altar siempre debe estar encendido; nunca debe apagarse. Levítico 6:13 (NTV)

Este versículo es parte de algunas instrucciones especiales con respecto al altar de Dios. Hay instrucciones de como acercarse, de como limpiarlo, etc. Sin embargo, Dios es sumamente enfático cuando dice: NUNCA deberán apagar el fuego.

Me parece muy interesante, simbólico, y hasta espiritualmente romántico, el hecho que Dios pida que se mantenga el fuego ardiendo. Este fuego, del que habla Levítico 6, es el fuego que tres capítulos mas adelante en la historia (capítulo 9) cae del cielo y consume los primeros sacrificios que se colocan sobre el altar. Era fuego que venía directamente de Dios. Ese fuego representaba la presencia de Dios: viva, ardiente, palpable.

Por eso es que digo que me parece muy simbólico lo que la Biblia está diciendo aquí. Todos los que hemos orado y le hemos pedido a Dios que entre en nuestro corazón tenemos un fuego similar. Un fuego que Dios mandó desde el cielo para que esté encendido constantemente en nuestros corazones.

Sin embargo, como todo fuego, si este no se aviva, se terminará apagando.

Por eso la instrucción hoy por parte de Dios para nosotros es con un tono de urgencia y cuidado: Recuerden, el fuego de su corazón siempre debe estar encendido; nunca debe apagarse.

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