Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.
Más allá de inteligencia emocional, para navegar lo complicado de las relaciones interpersonales, debemos desarrollar inteligencia espiritual.
Es muy conveniente y natural sacar conclusiones en base a las cosas que se ven o se oyen: gritos, una mala mirada, palabras hirientes, provocaciones, etc. Según el versículo de arriba, si basamos nuestras reacciones únicamente en estos estímulos humanos, no vamos a tener la foto completa de lo que está sucediendo, y mucho menos vamos a poder generar una solución adecuada.
Aquí, Dios nos advierte que en tema de relaciones interpersonales, hay muchísimo más que no se alcanza a ver u oír.
En peleas, discusiones o simplemente malos entendidos, es bueno recordar que el verdadero ofensor no es la persona que está enfrente, y que la mejor salida no es regresar una palabra en tono más alto.
Así que cuando estés en medio de una discusión tratando de encontrar terreno en común, recuerda que todos tenemos en común a un enemigo que busca destruirnos, pero también a un Dios, más poderoso, que busca salvarnos.
Inteligencia espiritual, es como inteligencia emocional 2.0.