El Señor dice: «Te guiaré por el mejor sendero para tu vida; te aconsejaré y velaré por ti. No seas como el mulo o el caballo, que no tienen entendimiento, que necesitan un freno y una brida para mantenerse controlados».
Estos son dos de esos versículos de la Biblia en los que Dios prefiere ser directo en vez de políticamente correcto.
En otras palabras, Dios lo que está diciendo aquí es que hay dos formas de pasar por la vida: por las buenas o por las malas. Literalmente, Dios nos está animando a “no ser como el mulo.”
Vivimos en un mundo caído, en el cual tenemos un enemigo interesado en hacernos tropezar y destruirnos. Para navegar a través de esta vida tan accidentada necesitamos a Dios. No podemos hacerlo de otra forma y salir bien librados.
La guía y consejo por parte de Dios están accesibles para todo aquel que las busque. Y a pesar de que Dios no promete que todo va a salir siempre como queremos, sí promete velar por nosotros y al final, alegría.
Y si tenemos ese acceso a Dios y a su consejo, ¿por qué muchos de nosotros decidimos ignorarlo? ¿Por qué preferimos probar nuestros propios métodos y aprender de la forma dura?
Lo que el mundo califica como “la inconveniencia de obedecer a Dios”, a la larga, termina siendo la forma mas conveniente de vivir. Todo se reduce a determinar en quién confiamos mas, en Dios o en nosotros mismos. En Dios, el Creador de la vida, o en nosotros, que es nuestra primera vez pasando por ella.