“Me has dado más alegría que los que tienen cosechas abundantes de grano y de vino nuevo. En paz me acostaré y dormiré, porque sólo tú, oh Señor, me mantendrás a salvo.” Salmos 4:7-8 NTV
Puede ser que al leer estos dos versículos y compararlos con nosotros, concluyamos que esta versión de vida está muy lejos de lo que hoy tenemos.
Sentimientos como alegría genuina y seguridad son tan perseguidos, pero pocas veces alcanzados. Por el contrario, el afán de llegar a ser felices y estar seguros muchas veces nos deja sintiendo complemente lo opuesto.
El rey David, quien escribió este Salmo, sabía que la fuente de estas dos cosas no está en nada que nosotros podamos conseguir por nuestros medios, sino en Dios.
¿Y si le hablas a Dios y le dices que te dé alegría y seguridad? Te aseguro que eso fue lo que hizo David antes de escribir este salmo.